Se me escapan las ganas de todo al volver a pensar en aquel incidente. Para muchos una pelea más, para otros una tragedia, para mi... para mi ya no sé lo que significa.
Trato de no pensar en eso, pero me queda más que imposible no sentir tanto odio y rabia mientras escapo de casa, de ella o hasta de mi misma.
Corro y corro. Me canso de correr. Las lágrimas ya no salen pero es que me cansé de tratar de entenderla y actuar como quiere que lo haga.
¡Me harté!Me harté de vivir bajo reglas estúpidas que ni siquiera ella cumple. Que son estúpidas pero ella ni siquiera lo ve porque está ciega por tanta locura y basura que tiene en su gran cabeza.
Sé que trata de ver las cosas de una manera diferente -claro, cuando le conviene- pero, ¿Por qué siento la mayoría de veces que soy yo la que se niega a ver el mundo a su manera y trata de sobrepasar su vida y su forma de pensar?
Me he cansado de caminar, de correr, de mirar, de respirar, de ... de todo al final de cuentas. Me cansé de vivir como vivo. Y lo peor de todo es que sé que no tengo ganas de hacer nada al respecto. Simplemente seguir vagando por el mundo. Tal vez encontrando o no un rumbo, pero caminando como un ente tal vez por allí o tal vez por allá.
No quiero pensar en ella, pero es más que imposible sacarla de mi cabeza e imaginarla gritando y levantando esa mano que ya ha tocado mi cara. Imaginandola con su bata de seda, y esa cara de amargura que tantas noches me ha mostrado. Estoy harta de ella y de lo que vivimos día tras día. Pero de igual manera, ella no quiere dejarme ir, no quiere, no me deja. No quiere separarse de su tormento, por alguna razón inexplicable.
Sueño que la ahogo con esa almohada tan fina en la que reposa su cabeza noche tras noche, pero despierto y ahí está... con un grito más en su boca, esperando una respuesta que le indique que puede seguir haciendolo cuando se le antoje.
Ya no vale la pena escribir sobre esto, si en realidad, ella nunca cambiará...
Trato de no pensar en eso, pero me queda más que imposible no sentir tanto odio y rabia mientras escapo de casa, de ella o hasta de mi misma.
Corro y corro. Me canso de correr. Las lágrimas ya no salen pero es que me cansé de tratar de entenderla y actuar como quiere que lo haga.
¡Me harté!Me harté de vivir bajo reglas estúpidas que ni siquiera ella cumple. Que son estúpidas pero ella ni siquiera lo ve porque está ciega por tanta locura y basura que tiene en su gran cabeza.
Sé que trata de ver las cosas de una manera diferente -claro, cuando le conviene- pero, ¿Por qué siento la mayoría de veces que soy yo la que se niega a ver el mundo a su manera y trata de sobrepasar su vida y su forma de pensar?
Me he cansado de caminar, de correr, de mirar, de respirar, de ... de todo al final de cuentas. Me cansé de vivir como vivo. Y lo peor de todo es que sé que no tengo ganas de hacer nada al respecto. Simplemente seguir vagando por el mundo. Tal vez encontrando o no un rumbo, pero caminando como un ente tal vez por allí o tal vez por allá.
No quiero pensar en ella, pero es más que imposible sacarla de mi cabeza e imaginarla gritando y levantando esa mano que ya ha tocado mi cara. Imaginandola con su bata de seda, y esa cara de amargura que tantas noches me ha mostrado. Estoy harta de ella y de lo que vivimos día tras día. Pero de igual manera, ella no quiere dejarme ir, no quiere, no me deja. No quiere separarse de su tormento, por alguna razón inexplicable.
Sueño que la ahogo con esa almohada tan fina en la que reposa su cabeza noche tras noche, pero despierto y ahí está... con un grito más en su boca, esperando una respuesta que le indique que puede seguir haciendolo cuando se le antoje.
Ya no vale la pena escribir sobre esto, si en realidad, ella nunca cambiará...