Lo miró con sus ojos llenos de lágrimas y creyó una vez más en él. Lo miró y supo que esta vez sería la última vez que podría soportar que una mentira invadiera su vida, su alma.
Él dio un paso acercándose, tratando de abrazarla y sentirla entre sus brazos. Ella se retiró y supo que era lo mejor.
Dio media vuelta, lo miró a los ojos y le dijo cuánto lo amaba. Sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo más que caer desvalida entre sus brazos. Lloró hasta más no poder. Lloró y lloró. Lloró hasta el alba y él, en su silencio, solo pudo abrazarla.
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