Friday, November 23, 2007

Susurro al viento...

Esta noche prefiero callar mis lagrimas y susurrarle al viento lo poco que puedo decirle.
Ese viento frío y amargo que me rodea en días como estos... frío que al llegar la noche me cobija entre sus brazos y me lleva a mundos imaginarios llenos de todo y de nada.

Tomo un sorbo de ese amargo vodka que encuentro, me recuerda el olor de ese frío invierno, de esas flores marchitas que solía ver mientras esos pequeños copos de nieve caían en el borde de mi ventana. Tomo más, parece no satisfacerme, parece no tener efecto, no el que deseo.
Trato de evadir tantos recuerdos, me duele pensarte... más si eres prohíbido.
Me duele acercarme, pero me duele más no poder hacerlo. Me duele tu inocencia, y me duele más aún que no notes lo que intento no sentir.

Prohíbido... ¿por qué eres tan prohíbido y tan imposible?
Quisiera romper esa promesa que me hice, empezar a cantarle al mundo lo que realmente escondo... pero no quiero ser una más del montón rompiendo promesas. Prefiero seguir susurrandole al viento las fantásticas historíias que me haces contar y aunque me falte el aliento y las ganas para expresar lo más obvio, sólo me resta callar, callar mis labios, mis manos, mis ganas, mi aliento, mi vida entera y mis lagrimas que no hacen más que llamarte mientras escapan en ese laberinto de amores rotos y escondidos que existe en mi corazón. Ese laberinto sin salida que has creado sin siquiera darte cuenta.

Creo escuchar tu voz pero es el viento respondiendo mi llamado, tratandome de engañar o más bien de hacerme caer en cuenta de los pecados que puedo cometer. Pero en cuestiones del amor, es mejor callar, pues el dolor es preferible sentirlo a hacerlo sentir.

Llovía,llovía en mis ojos, pero también en mi mente; una tormeta se ha quedado y no es por mi sino por ti, pues un amor tan imposible como el tuyo, nunca lo voy a conseguir.
Sólo me resta contemplarte y sentir tu respiración desde lejos...

El vodka se ha acabado y tu no estás aquí... sólo fue un sueño más, uno de esos sueños que quisiera que se volviera realidad.
Ahora despierto y me encuentro encerrada en un mundo de lagrimas y sangre, con la reina de corazones a mis pies, riendose a carcajadas por mi estúpida inocencia.