Tuesday, June 19, 2007

Primera parte...No título.

Anochecía, pero ella pensaba en entender el tiempo, o por lo menos buscar un refugio donde no tuviera que pensar en lo que no ha pasado o pasará.
No podía dormir, daba vueltas en su cama tratando de poner su mente en blanco y olvidar tantas de las cosas que invaden su mente todas las noches.
Trataba de conciliar el sueño, trataba de olvidar el dolor, trataba de olvidarla, de olvidarlo.
Enfoca su bella mirada en un techo de tantos y pocos colores, y empieza a ver su silueta; baila al ritmo de una música que tal vez no existe, o por lo menos no en su cabeza.
Suena una alarma, no está segura si en realidad suena, o es su imaginación pero en todo caso, irrumpe la imagen de ese techo de tantos y pocos colores, pero infinitos sabores, y la hace voltear a la ventana. He ahí una luna hermosa, llena, tan redonda y brillante que dan ganas de cogerla. De repente, empieza a aparecer esa hermosa silueta, bailaba con conejos...
Quiso que el sol nunca saliera, por un instante pensó en quedarse allí, refugiada.Tal vez bailar era su refugio, sus minutos de interacción con la energía que fluía alrededor.
Mientras se perdía en ese país tan lleno de luces, su cabeza perdía sus cadenas y sus ojos descansaban.

El siguiente recuerdo es ese ser, ese que cambia de turno con la luna, ese que crea ya luz, que suele abrir unos ojos y cerrar otros.
¿Quién sabe cuál fue el efecto sobre ella está vez? Ella misma mientras encontraba fuerza para luchar su día sobre dos piernas, se preguntaba sobre la capacidad que tenía de atraer personas, su capacidad de hacerse más visible para el mundo. No se sentía tan segura de aquello, pero con gran fuerza anhelaba respirar una piel distinta junto a ella.

Tantos sueños y fantasías que anhelaba, que deseaba, que amarraba en su corazón, se hacían cada vez mas débiles, ya no tenía ganas de nada, no sentía la emoción que alguna vez sintió.
Pero estaba ese pensamiento, ese ser que invadía su mente todas las noches antes de dormir, y le daba ánimos. Deseaba ver esa silueta una vez más. Mientras la noche llegaba, pensaba en todo lo que la rodeaba, en los que la rodeaban, pero no lograba recordar nada. De repente, suena el timbre.
En el jardín se sentaba ese loco contemplador, ese personaje que parecía natural dentro del momento, un niño que nunca quiso soltar las aventuras.
Al abrir la puerta, se sintió ese viento que lleva una fragancia delicadamente dulce y ese ambiente comienza un dialogo, que desde el saludo, expresa la relación de esos interesantes acompañantes del medio día.

Olores tan ligeros, pero aún así tan penetrantes, sustancias tan detalladas, tan perfectas. Fragancias que la llevan a lugares fantásticos llenos de colores, de sabores, de mí, de ti, de todos. Lugares perfectos.

Sus ojos fueron como el gallo anunciando un nuevo amanecer, su aliento decorado con alcohol, sus párpados cansados de no parpadear, la hicieron entender que había vuelto a la realidad.
Su silueta la acompaña, pero ella teme aceptarlo. Esa alma solitaria, tan tenue, tan débil, pero al la vez tan fuerte. Ese beso, ese beso tan largo y fuido; no sabía de su mente. Deseba salir, deseaba respira, en parte olvidar, deseaba volver a ella, tener su mente clara.
Salió, no volvió por un rato. Fue a deleitarse con las pequeñas cosas de aquel lugar. Allí encontró lo que no buscaba, encontró aquella silueta perfecta que invadía su mente, ahora día y noche, invadía sus sueños, realidades, e irrealidades.

Vuelve a casa más confundida, pero aún así, mas tranquila, ya no era una ilusión, era real.
Mira el reloj, 5:30 pm, no es tan tarde, puede salir de nuevo, pero algo en su interior se lo impide, así que permanece en casa, esperando la noche. Sentada en frente de su chimenea, leyendo ese libro que hace volar su imaginación y termina cayendo en un profundo sueño.
Alguien toca su hombro, la despierta. Es él otra vez. Sonríe y trata de abrir sus ojos ampliamente para verlo bien.
-Hola. Le dice ella
-Hola. Responde él
-¿Qué te tiene tan perdida, amiga?
-¿Perdida?
-Sí, pues no siento que estemos en el mismo mundo últimamente.
-Pero si nunca estamos en el mismo mundo.
-Tal vez, pero por lo menos sueles compartirme un poco de tu mundo, lo suficiente para sentir una conexión entre los dos.¿Qué ha pasado con esa conexión?
-Tal vez me cansé de compartir mi mundo, pues ya no quiero hacer parte de él. Esto creo pues ya ni estoy segura de lo que quiero. Anhelo cambios en mi vida, anhelo volver a sentirme viva.
-¡Pero si estás viva! No te dejes desanimar por el mundo. Tienes que apropiarte de la realidad, debes hacerla tuya y ponerla a tu favor, para lograr esto, debes sentirte segura de ti misma.
-¡Pero no sé lo que quiero!¿Qué se supone que debo hacer? No me siento segura.
-¿Y acaso qué te confunde?¿Por qué no estás segura de lo que quieres y eres?
-No sé, tal vez así he sido toda mi vida. Sino que a veces al reflexionar hago más viva la sensación de confusión.
-¿Desearías combatir esa confusión conmigo?¿Serías capaz de hacerlo? Te ofrezco mi mano, ¿la tomas?
-Si, quiero hacerlo, acepto tu ayuda. ¿Cómo puedo hacerlo?
-¿Qué material, qué sentimiento, cosa, nombre, sujeto, crees que sea indicado para combatir esa confusión?
-No lo sé.
-¿Cuál es tu nombre? no el verdadero, sino con el que quieres sentirte viva, diferente. Segura de lo que quieres y sientes, sin confusiones ni dudas.
-Mi nombre, mi nombre es... Mi nombre es Eva.
-Muy bien Eva, entonces es hora de presentarme. Mi nombre Eva, es Simón.

Hubo un largo silencio, el viento pasó y sintieron que llegaba esa brisa hermosa hasta el fondo de sus corazones, como si ese viento en esa tarde de verano acogiera sus nombres y los hiciera suyos, propios.
Se miraban tratando de pronunciar alguna palabra, pero sus ojos lo decían todo.
Se rompió el silencio, más no la magia.
-¿Qué desearías ser en este momento,Eva?
Eva no quita sus ojos de los de él; está cautivada con tanta magia. Tarda un poco en responder.
-Desearía ser el viento que nos acaba de tocar...
Simón sonríe, pero no da una respuesta.
-Y tú,¿Qué desearías ser?
-Una máquina de escribir. Para que escribas en mí, tus más profundos deseos, miedos, y anhelos, para leerte y envidiarte de la forma más hermosa y entender lo que cruza por tu mente cada vez que esa hermosa luna aparece sobre el cielo estrellado.
Eva empieza a sonrojarse, quita su mirada de la de él. Se siente incapaz de mirarlo.
Simón se levanta, toma su mano y la besa.
-Debo irme ahora, es tarde ya.
Simón parte y Eva, sin decir palabra alguna lo ve partir.
Sonrisas, una total tranquilidad y paz, fueron los efectos de ese momento de comunicación armónica. Cada uno se desnudó por un momento, y dejaron en el aire restos de lo que ellos mismos son.
Así que el día era hermoso, el clima, el cielo brillaba y sus sonrisas hacían de la vida perfecta.
Eva sale al balcón y ve partir a Simón. . Esa noche, Eva salió con sus amigos a otras de esas reuniones sociales, de bailar, tomar y disfrutar de la noche. Llegaron a la casa de la reunión, estaba lleno de gente y entre todos, Eva distinguió a Simón.
De fondo sonaba una canción que decía "I miss you, but I haven't met you yet".

Temía acercase, no sabía cómo iba a reaccionar, le preocupaba su forma de actuar, de actuar, de sentir; el la hacía vivir.
Caminaba alrededor de Simón observando cada movimiento, por él no la veía aún o por lo menos eso sentía profundamente Eva.
Quedó a sus espaldas, quería hablarle, saber todo sobre él una vez más, pero anhelaba sentir sus labios besándola una vez más.
Él volteó, y la miró de arriba hacia abajo de la manera más dulce en la que se pueda mirar a un ser amado.
Eva sonríe y se lanza con toda la energía a darle un abrazo y a pesar de tanta gente y ruido en ese lugar, mientras se daban ese abrazo no existía nadie más, sólo ellos. En esa enorme sala, sintiendo de nuevo lo que el amor les da.

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