Thursday, October 21, 2010

Sin sentido

Muchas veces las lágrimas no son suficientes para sacar todo este dolor que cargo. Este dolor que me carcome y me desbarata poco a poco. 
Muchas veces quiero retroceder el tiempo y no vivir un montón de cosas que pudieron haber sido diferentes.
Dicen por ahí, -de hecho, ayer alguien me lo dijo- toda experiencia tiene un sentido. Sin embargo, ¿Qué sentido se le puede encontrar a la muerte?
Si hay alguna respuesta para esto, no quiero saberla. Porque la muerte duele, y duele aún más cuando recuerdas todo lo vivido con ese alguien que te hizo sentir tan único y especial. Ese alguien que amaste profundamente y te niegas a dejarlo ir. Ese alguien que te falta, ese alguien que daba un poco más de sentido a tu vida. 
Y, cuándo ya no está, ¿Cómo llenar ese vacío profundo que te hiere? ¿Cómo, si ya ese alguien no está?
Odio la muerte como nunca. Odio la muerte hace tanto como un año.Odio que llegue sin previo aviso, pero odio más que te haya llevado en mis manos.
Hoy siento morir. Pero siento que muero, porque tu no estás aquí.

2 comments:

DaniEla said...

Casualmente en estos días he estado reflexionando sobre la muerte también y he sentido que le he perdido el miedo si es para mí, pero también odio la muerte de otros.
Te mando un abrazo virtual.

Julio said...

Pero vamos!! si la muerte es lo más hermoso de la vida, es lo que nos moviliza todos los días. Un ser inmortal seria un ente sin cambio estancado, inmóvil. La vida es un placer precisamente porque tiene fin, porque existe la opción de no vivirla, y no es una obligación como lo sería para el inmortal. La muerte de otro... pues para el otro no es nada malo, es una liberación; la muerte es liberación para el vivo y para el muerto. lo doloroso es el apego, el sufrimiento es no dejar ir. por que no pensar el compartir con los otros, como una ganancia en positivo, fue delicioso pasar sinnúmero de momentos increíbles con alguien, pero ya se fue, tiempo de nuevas oportunidades, mas momentos increíbles con otros entes de la existencia. Ese que se fue vive en nosotros como un recuerdo, pues hagamos ese recuerdo una luz y no un cáncer, recordar lo que amamos es momento de alegría, pero cuando el apego y la necesidad de que el otro llene lo que nosotros no tenemos no nos deja disfrutar con el otro sino necesitarlo, en ese momento el sufrimiento nos consume; casi que sufriéramos por culpa de otro, peor no... Sufrimos por nosotros mismos.