Y que los sueños, sueños son...

Entré a tus sueños y susurré sutilmente a tu oído lo mucho que te extrañaba y lo que quería para ti, para mi.
Entré y me perdí en una mirada que delata. Entré y no pude quitar mis ojos de tus labios; y observandote entre sábanas blancas, logré cautivarte.
Entré a tus sueños y a tu vida sin ánimos de quedarme, pero me quedé, contemplandote.

Vi tu sonrisa preciosa, divina, que me lleva hasta la locura. Y ahí, en ese mismo instante, supe que eras para mi, que la vida me había dado una oportunidad más para progresar y vivir, para soñar y reir.

Soñé que soñabas conmigo. Y en ese sueño, me llevabas al extasis y a la locura.
Soñé con un susurro, con una palabra, una vida y un amor.
Soñé que soñaba junto a ti.
Soñé que soñabas con una canción.
Soñé que todo era un sueño que se hacia realidad.